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Este lunes invité a un ingeniero civil, colega de la licenciatura, que decidió seguirle por la carrera académica y científica en esta disciplina, Dr. Ángel Ismael Cárdenas Martínez. No es común encontrar ingenieros civiles con doctorado, pero su interés por los materiales para construcción, específicamente los concretos y sus agregados, lo llevó a vivir un tiempo en Chihuahua y especializarse en ciencia de materiales. Actualmente es el Jefe del Laboratorio de Materiales y Jefe de Geotecnia y Servicios Externos en la Facultad de Ingeniería de la UASLP, además de su actividad como investigador y profesor.
Comúnmente se piensa en la ingeniería civil como una actividad muy práctica que consiste en seguir fórmulas para que una casa no se derrumbe y listo. Y claro que si se utilizan metodologías para cálculo y la práctica consiste en seguir las reglas, pero el desarrollo de la metodología para saber las cargas, capacidades, diseño de estructuras de cualquier material, requieren de conocimientos profundos.
A través de los años se ha desarrollado la construcción como la conocemos. Antes los muros eran gruesos para soportar todas las fuerzas que actúan sobre estos. Ahora los muros son delgados, se refuerzan con castillos de concreto armado, es decir, una mezcla de cemento, grava, arena y agua con varillas de acero. Esto es lo que Ángel estudia particularmente, conretos y sus resistencias y manera de fabricarlo, para garantizar columnas, trabes y hasta pisos que resistan desde el caminar diario hasta un sismo.
Una tendencia actual es la construcción amigable con el ambiente, donde los materiales sean producidos con menor contaminación en su proceso, donde los materiales no contengan elementos tóxicos, donde se logre el reuso y que cuenten con capacidades térmicas y acústicas, es decir, que nos protejan de los ruidos y de los cambios bruscos de temperatura. Esta tendencia ambiental, que va penetrando en todos los campos del conocimiento, ayudará a que nuestros espacios habitables sean más cómodos, gastemos menos energía eléctrica, sean más luminosos y que se integren al ciclo de vida natural de mejor manera.
Le pregunté a Ángel Cárdenas sobre la investigación que se realiza en México en esta materia y la respuesta, previsible, fue que no como se requiere. Los recursos que se concursan a nivel federal o estatal no favorecen este tipo de investigación y el número de profesores con doctorado en licenciaturas de ingeniería civil es muy bajo. Esto contrasta con otras disciplinas donde se está desarrollando la actividad científica de los profesores, como profesor-investigador, a la par de las actividades de docencia.
Nos vemos pronto.
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