miércoles, 1 de junio de 2011

Arquitectura



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El Dr. Jesús Victoriano Villar Rubio nos acompañó ayer lunes para platicar sobre la investigación en arquitectura. En la primera parte del programa comentamos cómo no se ha considerado a los posgrados en arquitectura como estrictamente científicos. Discutimos algunos de los elementos de trabajo de investigación que se requiere para realizar un trabajo de diseño de espacios. Algo que debe quedar muy claro, es que una buena construcción, agradable, funcional, segura, no nace del buen gusto e inspiración del arquitecto. Se deriva de una serie de conocimientos previos de diseño, antropometría, confort, uso, materiales, y otros muchos factores.

En México no existen las instituciones suficientes para el estudio especializado de arquitectura. A nivel maestría, es común encontrarlas del tipo profesionalizante, es decir, que no tienen enfoque en la investigación y son muy prácticas. El caso del doctorado es todavía más difícil de encontrar. Para realizar estos estudios hay que viajar a otros países.

En la segunda parte del programa, el Dr. Villar platicó sobre su libros de Arquitectura y Urbanismo en San Luis Potosí 1917-1967. Me había llamado la atención las fechas seleccionadas que no parecían tener ninguna relación directa a algún evento o época. Nos explicó el Dr. Jesús que en 1917 comienza una etapa post-porfirista, aunque la Revolución no había terminado. Se me ocurrió que la etapa 1910-1917 se llamara la Pausa Revolucionaria para la arquitectura. En estos momentos hubo diversos factores que contribuyeron, además de la Revolución, a una revolución en la concepción de los espacios habitables. Dejaron de existir las casas con patio en medio, con letrina lejana exterior y cocina a leña; espacios que fueron rediseñados con excusados, refrigeradores, estufas a gas y demás electrodomésticos que invitaron a la integración de estos espacios del hogar. Además, la Revolución invitó a seguir el modernismo, dejar atrás el clasicismo y probar nuevas formas que indicaran el inicio de una nueva etapa social.

El caso de la fecha de 1967, que en lo personal parece que coincide con la Revolución del pensamiento de los jóvenes alrededor del mundo y que desembocó en México con los movimientos del '68, también marcó el final de una generación de arquiectos y su propuesta que había durado varias décadas en San Luis Potosí y quizá en el resto del mundo.

Su libro está a la venta en la Librería Universitaria y se los recomiendo para comprender un poco más nuestra ciudad. Por cierto, el Dr. Villar mencionó el hecho de que recientemente se han destruido diversas casas de esa época de la Avenida Venustiano Carranza y han dado lugar a construcciones modernas comerciales que pudieron haber conservado a la vez de prosperado.

Ojalá participemos en los diversos grupos sociales que intentan proteger nuestro patrimonio. Y que quede claro, destruir una obra de valor artístico y cultural, no significa buscar el progreso, como alguien dijo a colación de estas destrucciones bárbaras. Destruir nuestro pasado significa no ser conscientes de nuestra identidad e intercambiar de manera barata unos pesos por la riqueza creada por nuestros abuelos. Este último renglón lo expreso también de manera literal.

Nos vemos.

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